El repunte de las materias primas en septiembre impulsó el crecimiento del IPC en cadena, mientras que, al mismo tiempo, la reaparición de la epidemia y el debilitamiento del mercado inmobiliario presionaron la inflación subyacente, lo que a su vez hizo que el crecimiento del IPC se situara por debajo de los niveles históricos en el mismo periodo.
La macroeconomía se enfrenta actualmente a una ralentización de la demanda y los indicadores de precios generales se están reprimiendo, situación que probablemente se mantendrá en el cuarto trimestre. En este contexto, la política monetaria del banco central se centra más en los cambios macroeconómicos, lo que implica que continuará la relajación del entorno de liquidez.
Señales de riesgo: (1) desarrollo de epidemias que superen las expectativas; (2) riesgos geopolíticos
